Un F.18 Hornet, concretamente el C.15-25/15-12, que quedó averiado en la Base Aérea de Gando, en Gran Canaria en una misión de despliegue desde la Base Aérea de Zaragoza, sede del Ala 15 de combate, para realizar ejercicios conjuntos con el Ala 46 y ante la imposibilidad de que volviera a casa por sus propios medios, se decidió su traslado a bordo de otro medio aéreo.
Claramente era la misión para probar en este nuevo tipo de tarea al nuevo caballo de batalla del transporte táctico aéreo español: el AIRBUS A400M. España, país que participa en el desarrollo industrial de este nuevo Titán del aire, cuya línea final de ensamblaje (FAL) está en Sevilla, dispone de ya de cuatro ejemplares, aunque el primero de ellos no tiene capacidad para el repostaje en vuelo. Estos aparatos están basados en la Base Aérea de Zaragoza asignados al Ala 31 de transporte a la cual pertenecen también la flota de Lockheed C130 Hercules de distintas versiones del Ejército del Aire a la cual sustituirán estos modernos aviones conforme se vayan recibiendo.
El caza fue acondicionado para su transporte por mecánicos de las maestranzas del E.A., vaciando sus depósitos de combustible y protegiendo la cabina, algunos elementos del fuselaje así como las toberas de entrada de aire de los turbofán General Electric F404 que empujan este bonito avión, el número 25 de los 72 recibidos dentro del programa FACA (Futuro Avión de Caza y Ataque) de los años 80. También por cuestiones de espacio en la bodega del Airbus A400 le fueron desmontadas las alas y las derivas de la cola.
Llegado el momento, y como se aprecia en las imágenes que publica el Ejército del Aire en su cuenta de Twitter, en la soleada plataforma de la Base Aérea de Gando y por la rampa de popa del enorme avión se introducen los 17,1 metros de longitud del caza dentro su amplia bodega, donde se asegura con eslingas y otros medios para evitar su desplazamiento en vuelo y sobretodo en las maniobras de despegue y aterrizaje. Desde lejos nos recordaba la vieja historia de Jonás y la ballena.
Al día siguiente el A-400 TK.23-03/31-23 , tras aplicársele potencia a sus cuatro potentes turbohélices EuroProp International TP400-D6, despegó de la base grancanaria cargando los 11.000 kilos de peso en vacío del F-18, para llevarlo en menos de tres horas a la Base Aérea de Getafe en Madrid.
Dato que avala la potencia, versatilidad y capacidad de este avión fue la rápida rotación tras una veloz y cortísima carrera de despegue observada equivalente a la de avión de transporte regional con poca carga.
Artículo: Antonio Rodriguez Santana
Créditos de fotos: Ejercito del Aire, Antonio Rodriguez Santana